En territorios de lo que hoy constituye la República Argentina, la primera botica de la que se tiene prueba documental fue la de Córdoba. Si bien se carece de noticias precisas respecto de su origen, hay constancias de que al promediar el siglo XVII y a lo largo de la centuria siguiente funcionaba en plenitud. Gracias a los trabajos de la doctora María Cristina Vera de Flaschs y del arquitecto Carlos Page, investigadores del Conicet y de la Universidad de Córdoba, podemos saber de la existencia de un recibo (billete) firmado por el hermano Blas Gutiérrez, que oficiaba como boticario. Allí constaba que Gutiérrez había recibido de don Diego de la Cámara la suma de tres pesos por una purga que dio a Antonio Varreta.

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