Investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica y de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en colaboración con científicos de la Universidad Nacional del Comahue estudiaron en cultivos celulares y en ratas los efectos de la exposición a bajas dosis de clorpirifós, insecticida organofosforado de muy amplio uso en la Argentina. Hallaron que estos compuestos actúan como disruptores endócrinos, en particular operan "como si" fueran hormonas esteroideas, como un estrógeno. Es ampliamente conocido que la exposición a estrógenos predispone a la carcinogénesis. Los resultados permiten hacer una advertencia, no solo a las poblaciones que por motivos laborales están expuestas a estos tóxicos permanentemente, sino también a quienes hayan padecido o estén presentando cáncer de mama, dado que, en gran proporción, estos cánceres son dependientes de las hormonas.

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