Las chicas y los chicos miopes ven mal de lejos el rostro de la gente, un automóvil al querer cruzar la calle y el pizarrón en el colegio. Para ver bien de lejos tienen que usar anteojos que corrijan su miopía. Hoy se puede evitar el desarrollo de la patología y también intentar detener su progreso, ya que conocemos los mecanismos por los cuales se produce.
En los últimos años, se ha incrementado el uso de dispositivos digitales pero la pandemia de COVID-19 lo ha potenciado aún más. La situación por la que la población mundial debió aislarse o confinarse en sus hogares ha obligado a modificar muchas de las tareas habituales. Se impuso el teletrabajo para poder continuar con las tareas laborales, lo que implicó interminables jornadas delante de pantallas de todo tipo. A estas se le sumaron las tareas educativas y de recreación que, de igual forma, quedaron dentro del hogar y se desarrollaron en gran medida a través de elementos tecnológicos también.
Los trabajadores Nodocentes de la Universidad de Buenos Aires desde hace casi 20 años cuentan con el Instituto Superior Facultar. Creado en 2002 fue incorporando distintos niveles de enseñanza. Desde FFyB En Foco conversamos con Julieta Vitullo, Secretaria de Cultura y Capacitación de la Asociación del Personal de la Universidad de Buenos Aires (APUBA), sobre los desafíos de la enseñanza virtual a raíz de la crisis del Covid-19.
La educación científica a distancia en el nivel superior debe romper la lógica del reservorio para comenzar a pensar en actividades potentes. Es decir, ofrecer actividades que comprometan al estudiante con el hacer y el hacer con otro. Es imprescindible proponer alternativas para el trabajo de los docentes durante la emergencia sanitaria y el distanciamiento social. Pero, además, dejar sentadas las bases para una profunda revisión sobre la educación científica mediada por tecnología, que excede los límites de esta pandemia.
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