El consumo excesivo de sal de manera crónica aumenta el riesgo de hipertensión y consecuentemente de enfermedad cardiovascular y renal; sin embargo los mecanismos responsables que subyacen al aumento de la presión arterial y sus complicaciones asociadas continúan generando gran interés y controversia. Nótese que cuando nos referimos a “sal” en este texto hablamos de cloruro de sodio, comúnmente llamada “sal de mesa”.
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