La mayoría de los agricultores de pequeños cultivos utilizan compuestos químicos para controlar plagas y malezas inapropiadamente, lo que puede impactar en su salud y también en la de sus convivientes. La exposición crónica indirecta a los agroquímicos puede, en el largo plazo, afectar la salud de niños y adolescentes de forma muy diferente que en los adultos. Cobran relevancia, entonces, las tareas de prevención para evitar que menores de edad entren en contacto con ellos y los manipulen. Asimismo, es necesario monitorear permanentemente a estos grupos vulnerables.
Los desechos de la actividad humana pueden alterar el medio ambiente. La contaminación ambiental no sólo es visible en las grandes urbes, sino también en zonas rurales. En la agricultura se utiliza una amplia variedad de compuestos químicos para el control de plagas y malezas, muchos de ellos tóxicos, en diferente medida, para los seres humanos; por lo tanto requieren de un uso idóneo. Sin embargo, la mayoría de los agricultores de pequeños cultivos o “cultivos familiares” utilizan estos compuestos químicos de forma inapropiada, descuidando su salud y la de las personas con las que conviven, quienes estarían expuestos indirectamente a los pesticidas. Esta problemática merece especial atención en los grupos más vulnerables a los contaminantes ambientales, como los niños y adolescentes.
En 2011 la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO, por sus siglas en inglés) advirtió que el 24% de la tasa de morbilidad global es atribuida al ambiente, mientras que este porcentaje aumenta al 33% si se considera solo la población infantil. Por lo tanto, está claro que los factores ambientales pueden afectar la salud de los niños y adolescentes de forma muy diferente que en los adultos.
Sumado a la mayor sensibilidad a los efectos de la exposición ambiental que ellos presentan, se debe tener en cuenta que el posible daño genómico producto de esta exposición, a una edad temprana, puede aumentar el riesgo de desarrollar efectos adversos sobre la salud a lo largo de la vida. La susceptibilidad genética y la exposición ambiental durante períodos vulnerables del desarrollo también son contribuyentes importantes a la etiología de muchas enfermedades infantiles.
El biomonitoreo hace referencia a un conjunto de técnicas que permiten evaluar la exposición a un agente químico ambiental y sus efectos sobre la salud a través de la medición de diferentes marcadores biológicos. Para llevar a cabo un estudio de este tipo se deben tener en cuenta consideraciones como el tipo y el tiempo de exposición y las características de las personas expuestas. De esta forma se diseña un estudio integral que determine el estado de salud de un grupo o población utilizando las técnicas apropiadas.
En 2014 la producción agrícola, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), alcanzó a nivel mundial 680 millones de toneladas de trigo, 1.037 millones de toneladas de maíz y 337 millones de toneladas de soja. A ello se suman una diversidad de cultivos extensivos, como el arroz, el algodón y la alfalfa, entre otros, que abarcan extensiones significativas de la superficie global.
En la Argentina, por ejemplo, es común que los pequeños agricultores siembren huertas alrededor de sus viviendas, y que las fumiguen para controlar plagas y malezas. De esta forma las personas en el interior del hogar se ven indirectamente expuestas a los químicos. Los jóvenes también pueden entrar en contacto con los pesticidas cuando sus familiares llevan al hogar la ropa de trabajo y los envases de los productos químicos sin tener alguna consideración de seguridad para su limpieza y almacenamiento.
Portada del Resumen de los principios para la evaluación de los riesgos para la salud en niños con relación a la exposición a sustancias químicas (World Health Organization, 2011)
Por ello, la OMS recomienda el monitoreo de niños en diferentes etapas del desarrollo que estén expuestos a diversas sustancias, utilizando distintos biomarcadores. Siguiendo las sugerencias de la OMS, el laboratorio de Citogenética Humana y Genética Toxicológica (CIGETOX), de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, llevó a cabo un estudio de monitoreo en dos grupos de adolescentes (10-14 años) de dos zonas rurales: 32 del Departamento de Montecarlo, en la Provincia de Misiones; y 30 del Partido de Exaltación de la Cruz, en la Provincia de Buenos Aires. Cabe destacar que, a pesar que ambas eran zonas rurales, solo en Montecarlo se observó el establecimiento de cultivos cerca de las viviendas y el uso de agroquímicos en ellos. Por lo tanto, el objetivo fue comparar el estado de salud de los dos grupos participantes.
Para evaluar de forma integral el estado de salud se utilizaron distintas herramientas tales como una anamnesis, es decir, información recopilada mediante preguntas específicas para obtener datos útiles relacionados con el individuo en estudio. También se aplicó un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos (CFCA), y se efectuó una caracterización de diferentes parámetros bioquímicos en sangre. Por último, se emplearon biomarcadores de daño genotóxico y citotóxico pensando en la acción de los pesticidas sobre el material genético y las células.
Principales metodologías empleadas en el estudio
En el estudio no se observaron diferencias significativas entre los grupos con relación al índice de masa corporal, la distribución de sexos en los grupos y el número de fumadores pasivos (con padres que fumaban en el hogar). De acuerdo con el CFCA, ninguno de los dos grupos presentaba deficiencias alimenticias; sin embargo, los adolescentes de Montecarlo consumían cítricos, vegetales tipo fruto (berenjena, tomate, zapallo, entre otros), tubérculos y carnes rojas, con mayor frecuencia.
Por otra parte, los resultados del hemograma y la determinación de diferentes parámetros bioquímicos en la sangre (glucosa, urea, creatinina, lipidograma, hepatograma) correspondían a valores de adolescentes sanos de acuerdo con los rangos de referencia del Hospital de Clínicas “José de San Martín”, de la Universidad de Buenos Aires. Asimismo, se observaron algunas diferencias en el perfil lipídico, puesto que la concentración de colesterol total, colesterol LDL y triglicéridos fue mayor en Exaltación de la Cruz; sin embargo, todos fueron valores normales, por lo tanto esto se podría atribuir a la alimentación y a la actividad física de los jóvenes.
La exposición a agroquímicos puede causar un aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno (EROs), las cuales pueden alterar moléculas importantes para la vida como las proteínas y el ADN. Por esta razón se determinó el posible daño genotóxico y citotóxico de los adolescentes expuestos indirectamente a pesticidas. Para ello se utilizó el ensayo citoma en linfocitos de sangre periférica y células de la mucosa bucal. Esta técnica permite evaluar la frecuencia de diferentes anomalías nucleares en las células, que son consideradas como marcadores de daño al ADN, citoestaticidad o procesos de muerte celular.
Uno de los biomarcadores analizados en el ensayo citoma es la frecuencia de micronúcleos (MN), los cuales son formados por fragmentos de cromosomas o cromosomas enteros que quedan separados del núcleo de la célula después del proceso de división celular. El aumento de la frecuencia de este biomarcador en linfocitos de sangre periférica es un predictor de riesgo de cáncer; por lo tanto, el uso de este tipo de ensayos en la evaluación del estado de salud de grupos expuestos a contaminantes ambientales es relevante en la generación de estrategias de prevención de enfermedades y promoción de la salud.
El ensayo citoma en linfocitos no mostró diferencias entre los dos grupos de adolescentes; sin embargo, en el ensayo en células del epitelio bucal se evidenció que los parámetros de muerte celular variaban significativamente entre los participantes de Montecarlo y de Exaltación de la Cruz. Es importante resaltar que todos los valores de los marcadores se encontraban dentro de los rangos de referencia para jóvenes sanos reportados en otros estudios, aun así llama la atención que algunas frecuencias estuvieron significativamente aumentadas o disminuidas en los adolescentes de Montecarlo.
La actividad de la enzima butirilcolinesterasa (BuChE), que es inhibida por los pesticidas organofosforados y los carbamatos, mostró una inhibición en los adolescentes de Montecarlo, quienes vivían cerca de cultivos; sin embargo, aún los valores más bajos de esta enzima se hallaron dentro de los rangos de referencia. Este resultado puede atribuirse al tipo de exposición, pues se debe tener en cuenta que los adolescentes no manipulaban directamente los pesticidas. Además, la aplicación de estos químicos se realizaba con una mochila pulverizadora y no a través de fumigación aérea. Esta forma de dispersión evitaría, en parte, el transporte de los productos químicos a través del viento y, por lo tanto, la exposición directa de los adolescentes.
Cobran, entonces, relevancia las tareas de prevención como evitar el contacto y manipulación de estos compuestos por parte de los menores de edad, delimitando zonas seguras de aplicación, así como el control y el almacenamiento idóneo de los químicos.
De esta forma, se pone de manifiesto la importancia del desarrollo permanente de estudios de biomonitoreo sobre distintos tipos de grupos vulnerables a pesticidas, especialmente aquellos que no han sido debidamente caracterizados hasta el presente y representan el futuro de la especie humana.
Miembros del equipo de investigación: Integrantes del CIGETOX, de izquierda a derecha: Bioq. Gonzalo Pineda, Bioq. María F. Santoli, Bioq. Patricia Giani, Dra. Marcela López Nigro, Dra. Marta A. Carballo, Bioq. Victoria Schiariti Lampropulos, Bioq. Rocío Moreira Szokalo, Biol. Fabián Martínez Perafán.
Fabián Martínez-Perafán, María Fernanda Santoli, Marcela López-Nigro, Marta A. Carballo
Laboratorio de Citogenética Humana y Genética Toxicológica (CIGETOX) – Instituto de Fisiopatología y Bioquímica Clínica (INFIBIOC), Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA.
Glosario
BuChE: enzima butirilcolinesterasa o colinesterasa plasmática que es inhibida por algunos agroquímicos.
Carbamatos: agroquímicos derivados del ácido carbámico que se utilizan para el control de poblaciones de insectos considerados como plagas.
Daño genotóxico: lesión sobre el ADN (material hereditario) causada por un agente químico, físico o biológico.
Daño citotóxico: perjuicio sobre las células que las puede llevar a la muerte.
Ensayo citoma: prueba utilizada en la genética toxicológica mediante la cual se evalúa un grupo de marcadores o parámetros que indican daños genotóxicos y/o citotóxicos.
EROs: especies reactivas de oxígeno. Pequeñas moléculas derivadas del oxígeno que por su naturaleza química pueden interactuar fácilmente con biomoléculas, como el ADN o las proteínas.
Organofosforados: agroquímicos que contienen fósforo en su estructura química y que son empleados como insecticidas.
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