Los niños celíacos no incluyen en su alimentación frutas y verduras suficientes, descuidan así fuentes aportadoras de micronutrientes necesarios. A veces consumen comidas que contienen gran cantidad de hidratos de carbono y azúcares, son muy ricas en grasas y tienen bajo aporte de fibras, sea por razones económicas o culturales.
Los micronutrientes que no deben faltar en la dieta de ningún niño son el zinc, el ácido fólico, el hierro, el calcio, las vitaminas A, B12, D, E y K, entre otros. Las consecuencias de sus déficits son variadas y pueden generar problemas neurológicos, de crecimiento y hasta déficits de atención que dificultan el aprendizaje. El problema se agrava todavía más en niños de bajos recursos, como es el caso de los estudiados en esta línea de investigación.
En la Argentina hay escasos estudios sobre dieta libre de gluten (DLG) de los niños celíacos, y sus posibles deficiencias. Se registra un número también escaso de investigaciones en Estados Unidos y Canadá. Es en Europa donde se concentra la mayoría de los estudios sobre la temática; ahora bien, tanto por razones culturales como socioeconómicas, existen diferencias sustantivas entre las dietas que consumen los niños celíacos europeos y los argentinos, hecho que dificulta, sino directamente impide, que puedan extrapolarse los resultados.
Sabido es que en países europeos suele imperar la denominada dieta mediterránea que incluye abundantes vegetales y frutas, lácteos, pero pocas carnes. Muy por el contario, la dieta típica de la población argentina invierte las proporciones de estos alimentos, y en ella predominan los alimentos cárnicos, alimentos feculentos, como las harinas, los fideos, el arroz, el pan, entre otros, algo que también podría ocurrir en la alimentación de los niños celíacos.
Esta preocupación condujo al licenciado en Nutrición Ricardo Wright a investigar si la dieta libre de gluten que siguen los niños celíacos presenta deficiencias en cuanto a algunos micronutrientes y conduce a una mayor incidencia de exceso de peso, justamente por el elevado consumo de hidratos de carbono y alimentos procesados en detrimento de otros nutrientes.
El estudio fue realizado en niños con diagnóstico de celiaquía, en edad escolar que se atendían en el Hospital Interzonal de Agudos “Sor María Ludovica” de La Plata, y fueron contrastados con un grupo de niños no celíacos y sin otras patologías diagnosticadas. Este hospital funciona como centro de referencia provincial para la enfermedad celíaca.
A los participantes de la investigación se les tomó una muestra de sangre, se les solicitó un registro de alimentación de 24 horas durante dos días, y fueron evaluados con mediciones antropométricas. Solo fueron incluidos en el estudio niños con DLG por más de un año.
Por otro lado, debido a que no existen en las tablas de composición de alimentos datos sobre las premezclas libres de gluten comercializadas en nuestro país, Wright trabajó con el equipo de la Cátedra de Bromatología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA, dirigido por la doctora Margarita Olivera Carrión. Se estudió la composición en macronutrientes, hierro y zinc de premezclas libres de gluten comercializadas en nuestro país, de mayor consumo por las familias de niños celíacos asistentes al hospital.
Los micronutrientes testeados en esta línea de investigación fueron seleccionados por constituir marcadores relevantes del estado nutricional. “Es bien conocido que los tres micronutrientes que seleccionamos para nuestro estudio pueden afectar el crecimiento y el desarrollo”, explica Wright. A lo que agrega: “Por un lado, el hierro, que si bien no interviene en el desarrollo ponderal, es decir, en el adecuado crecimiento en peso y altura según las referencias, sí participa en el desarrollo cognitivo. Así, muchos trabajos realizados con población general indican que las anemias producto de las carencias de este micronutriente puede conducir a problemas atención de los niños, afectando consiguientemente su desempeño escolar, entre otras consecuencias”.
Por otro lado –señala el nutricionista– analizamos el zinc, que probadamente interviene en el desarrollo ponderal. “Y el tercero, fue el ácido fólico, que participa en la síntesis de ADN y ARN, ayuda en el crecimiento de los tejidos y en el trabajo celular, previene la aparición de ciertas anemias, como la megaloblástica, y también los defectos de tubo neural en los recién nacidos”, agrega Wright.
Los resultados del estudio mostraron defasajes de la dieta comparados con el grupo de niños no celíacos, tanto en macro, como micronutrientes; pero el estado nutricional antropométrico, la proporción de exceso de peso, fue similar entre ambos grupos.
En relación a la dieta, a diferencia de lo observado en estudios extranjeros, los celíacos estudiados realizaron dieta hiperhidrocarbonada, hiperproteica e hipergrasa, pero baja en fibra.
Los niños que participaron de este estudio provienen mayoritariamente de sectores desfavorecidos socieconómicamente, por ejemplo, muchos de ellos son derivados desde los centros asistenciales del llamado “Gran La Plata” al Hospital “Sor María Ludovica”, que como ya se dijo es el centro de referencia para esta enfermedad.
“Nuestro compromiso es seguir estudiando la alimentación de los celíacos”, dice el experto. Y aporta: “Celíacos ha habido siempre. Solo que recién hace unos 20 años ha comenzado a conocerse mejor los signos y los síntomas de la enfermedad y a disponer de mejores métodos de pesquisa”. Por citar ejemplos, no se relacionaba la alta incidencia de abortos espontáneos en mujeres que padecen enfermedad celíaca, o los significativos niveles de anemias refractarias que estos pacientes presentan si no son tratados debidamente”.
Consultado sobre la posibilidad de que se desarrolle algún fármaco para tratar la enfermedad, probabilidad que estuvo en danza hace un tiempo, prefiere favorecer el control de la celiaquía por medio de la dieta. “Es una intolerancia alimentaria que se controla muy efectivamente consumiendo los alimentos apropiados, tan natural como eso. No veo la necesidad de generar una terapia ´artificial´, una medicación”.
Por otro lado, el investigador se muestra esperanzado por los cambios culturales y la conciencia que comienzan a presentarse en la sociedad respecto de la celiaquía. “Uno de los puntos para destacar es que el sector gastronómico, cada vez con más frecuencia, ofrece cartas “libres de gluten”, o por lo menos acceso a platos elaborados con los recaudos debidos. Piénsese en cómo mejora la calidad de vida de los celíacos –y más aún los niños y adolescentes– que se sienten discriminados al no tener opciones apropiadas, o lo que es peor aún, se ven llevados a transgredir su dieta cuando participan en reuniones sociales con sus pares no celíacos”.
Amalia Dellamea – Centro de Divulgación Científica
Ricardo Wright es licenciado en Nutrición por la Universidad Católica de La Plata, se dedica al estudio la alimentación de niños celíacos y sus efectos. Becario doctoral del Centro de Estudios en Nutrición y Desarrollo Infantil, perteneciente a la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CEREN/CIC). Actualmente realiza su doctorado en la Facultad de Medicina de la UBA.
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