UN ANTIDEPRESIVO SERÍA ÚTIL EN EL AUTISMO

Investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, en estudios con animales de experimentación, hallaron que una droga ampliamente usada para la depresión, la fluoxetina, mejora síntomas característicos del autismo.

    

     Los desórdenes relacionados con el espectro autista, conocidos comúnmente como autismo, son trastornos neurológicos y del desarrollo que convergen en una sintomatología común: problemas de comunicación e interacción social, conductas repetitivas o estereotipadas y otros comportamientos que afectan la capacidad de integración. El término “espectro” se refiere a la amplia gama de síntomas y grados de deterioro que puede ocurrir en esa patología. Así, cada niño es diferente y por lo tanto requerirá de un abordaje terapéutico individual.

     Los desórdenes relacionados con el espectro autista se presentan preferentemente en varones, de hecho, por cada cuatro varones hay una mujer con autismo. Las últimas estadísticas del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos indican que actualmente el trastorno es diagnosticado en 1 de cada 68 niños. Si bien en la Argentina no hay cifras oficiales, la tendencia es de crecimiento.

     Hoy, los casos se han incrementado considerablemente no sólo debido a los avances en su diagnóstico sino también a que su incidencia ha ido en aumento. Aunque se desconoce la verdadera causa de estos trastornos, se sabe que se desarrollan como resultado de complejas combinaciones de factores genéticos y ambientales.

     “Hasta el momento, no se cuenta con un tratamiento farmacológico específico, sino solo para su sintomatología”, explica la doctora Analía Reinés, docente de la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Para la agresividad, se utilizan los antipsicóticos aripiprazol y risperidona, para la ansiedad se emplean ansiolíticos de tipo benzodiazepínicos, y para la conducta estereotipada los medicamentos de uso más frecuente son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, como la fluoxetina.

     El equipo de investigación de la UBA venía estudiando el efecto de la fluoxetina en la depresión, lo que dio origen a la tesis doctoral de la bioquímica María Fernanda Podestá, “Remodelado estructural sináptico en un modelo experimental de depresión”. Si bien la fluoxetina no está aprobada para el tratamiento del autismo, un grupo de médicos observó su beneficio cuando recetaba este medicamento para tratar la conducta estereotipada en niños y adolescentes con trastorno autista.

     Estos antecedentes llevaron a los científicos de Farmacia y Bioquímica a diseñar un modelo en roedores, a partir del desarrollado por el doctor Tomasz Schneider de la Academia Polaca de Ciencias en Polonia. “El prototipo consiste en la administración de ácido valproico a ratas preñadas durante un momento crítico, que coincide con el cierre del tubo neural. Esta situación origina en las crías una conducta de tipo autista porque manifiestan déficit de interacción y comunicación con sus pares”, agrega Reinés, también investigadora independiente del CONICET.

     La administración de fluoxetina en las crías del modelo de ácido valproico mejora la interacción social, evaluada como juego, reconocimiento entre pares y exploración en las ratas jóvenes. También, actúa sobre los síntomas determinantes de los trastornos, como la conducta repetitiva y estereotipada. Estos resultados fueron presentados en la tesis doctoral del bioquímico Martín Codagnone, “El autismo como una patología sináptica: Estudio de la conectividad mediada por NCAM y de su modulación farmacológica”.

     En otra etapa de la investigación, los científicos estudiaron, en crías del modelo de ácido valproico, los efectos de la intervención conductual a partir de un ambiente enriquecido con juegos y distractores, como laberintos de madera y cajas de cartón. Así, observaron que la intervención conductual también reduce síntomas centrales y origina modificaciones en la estructura cerebral. Estos resultados muestran, entonces, la importancia de realizar un abordaje multidisciplinario del trastorno que no sólo involucre la administración de medicamentos sino también la implementación de terapias cognitivo-conductuales.

     El autismo es una sinaptopatía en la que resultan alterados los componentes de la unión nerviosa, es decir la sinapsis, por ello se comenzó a estudiar el efecto de la fluoxetina sobre la plasticidad neuronal. Investigaciones previas habían demostrado que esta droga tiene la capacidad de remodelar las sinapsis, modificar la comunicación entre neuronas y modular la expresión de proteínas sinápticas. En particular, actúa sobre la molécula de adhesión neuronal (NCAM).

 

Sinapsis nerviosa

 

La sinapsis nerviosa permite a las neuronas comunicarse unas con otras.

 

     “Esta molécula brinda un marco estructural en la sinapsis, aunque también modifica la comunicación entre neuronas y activa diversas vías de señalización. De esta manera, la fluoxetina induce el remodelado sináptico modificando la transmisión nerviosa, principalmente las que utilizan serotonina y glutamato como neurotrasmisores”, señala Reinés, quien se ha especializado en desórdenes del espectro autista. “Este fenómeno –continúa– ha sido observado en áreas cerebrales como la corteza prefrontal media, involucrada en la conducta social, pero también resulta importante su estudio en el hipocampo, que además de estar relacionado con los procesos de memoria interviene en las emociones y los sentimientos”.

     Si bien, la fluoxetina es un medicamento aprobado y por lo tanto seguro en adultos, poco se sabe de los efectos adversos que pueden surgir cuando se lo administra a niños. Y, aunque la droga ha mostrado mejorar los síntomas principales de desórdenes del espectro autista, aún queda por determinar cuál es su efecto en etapas tempranas de la vida en la conducta y la conectividad neuronal, además de asegurar que no provoca alteraciones en un cerebro en desarrollo.

 

Parados, de izquierda a derecha: Bioq. Nonthué Uccelli (docente FFyB y becaria doctoral CONICET), Manuel Molina (estudiante de Bioquímica FFyB), Dr. Martin Codagnone (docente FFyB y becario posdoctoral CONICET), Bioq. Marianela Traetta (docente FFyB y becaria doctoral CONICET), María José Malleville Corpa (estudiante Bioquímica y docente FFyB).

Sentadas: Dra. Analia Reinés (docente FFyB e investigadora independiente CONICET), Dra. Sandra Zárate (docente UBA e investigadora de CONICET).

 

 

Julieta del Mauro. Becaria doctoral en la cátedra de Farmacología. Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA.

La nota constituye el trabajo final de aprobación del Curso de posgrado de Divulgación científica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

 

BIBLIOGRAFÍA

Codagnone, M.G. El autismo como una patología sináptica: Estudio de la conectividad mediada por NCAM y de su modulación farmacológica. Tesis doctoral. Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, 2015.

Codagnone M.G.; Podestá M.F.; Uccelli N.A.; Reinés A. “Differential local connectivity and neuroinflammation profiles in the medial prefrontal cortex and hippocampus in the valproic acid rat model of autism”. Dev Neurosci. 2015; 37: 215-31.

Podestá, M.F. Remodelado estructural sináptico en un modelo experimental de depresión. Tesis doctoral. Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, 2014.

Categoria: 
Divulgación
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