Al menos un 40% de los estudiantes universitarios sufre temor al enfrentar una prueba o evaluación. Algunos motivos son comprensibles y lógicos, otros en cambio, bastante ilógicos o inadecuados. ¿Cómo ganarle la pulseada al estrés? Reconocer el problema constituye el primer paso hacia el desarrollo de recursos para afrontar adecuadamente los estados de ansiedad.
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El esquema de estudios del Doctorado en Bioquímica y Farmacia de la Universidad de Buenos Aires, aprobado el 4 de diciembre de 1919, cuyos 100 años estamos conmemorando, sería el modelo que en años sucesivos adoptarán otras instituciones académicas latinoamericanas. Se reseña a continuación los antecedentes más relevantes en este complejo derrotero académico y profesional.
“Un día de noviembre de 1919 me dijo Sánchez: ´Tengo un proyecto y deseo su apoyo´. El proyecto era la creación del Doctorado en Bioquímica y Farmacia. Quería elevar la dignidad científica del farmacéutico. Y nos pusimos a la obra. ¡Admirable proyecto! Él fue el arquitecto y el constructor, yo apenas un simple auxiliar. ¡Qué paciencia, sabiduría, experiencia, conocimiento de los hombres, afán de superación, presidieron el nacimiento de aquel plan de estudios! Y después las luchas contra los enemigos de adentro y los enemigos de afuera; los primeros agazapados en algunos círculos, que parecían tener celo de esta hermana menor, que hacía rato había llegado a la mayoría de edad; y los segundos, los enemigos de afuera, de otras Facultades de la Universidad, que pugnaban por mantener hegemonías sin justificación.
Pero este hombre, con apariencias de cordero, llegado el momento resultó un león. He vivido sus angustias, sus esperanzas, sus entusiasmos y sus desalientos, en una lucha continua, áspera, ingrata, pero que terminó con victoria”.
“Lo digo sin jactancia: Sánchez me conquistó todo entero y me constituí en un segundo representante de la Escuela de Farmacia”.
(Dr. en Medicina Osvaldo Loudet, propulsor del Doctorado en Bioquímica y Farmacia, en Médicos argentinos, 1966)
El espíritu universitario no es, ni será jamás, la mera disciplina que deriva del tecnicismo profesional. Es algo más grande, que no llegan a comprender los egoístas, los indiferentes o los mediocres, cristalizados en el profesionalismo. Tiene sus raíces en las verdades científicas que constituyen su cabrestante, pero las orienta hacia una finalidad social, y las proyecta luminosamente, sobre todos los problemas morales de la vida individual y colectiva. Para penetrar en el valor ético y estético de la ciencia, además de comprender la verdad, hay que sentirla
Osvaldo Loudet, Revista del Círculo Médico Argentino y del Centro de Estudiantes de Medicina, 1913.
Varios miles de millones de personas cada día desechan plásticos a la basura doméstica, a través de la orina excretan los residuos de medicamentos que ingieren, incluso drogas de abuso; las industrias vierten sus efluentes a las aguas, no siempre con debido tratamiento; los criadores de animales y los agricultores utilizan sustancias para la protección de animales y plantas y contaminan ríos y cursos de agua… Bueno, podría decirse que son liberados al ambiente en pequeñas cantidades. Pero con el pasar del tiempo se van incorporando nuevas sustancias. Y además se dispersan, de hecho ya se los puede hallar hasta en las aguas antárticas. Son los denominados contaminantes emergentes.
Investigadores de la cátedra de Salud Pública e Higiene Ambiental estudian bacterias aisladas en cursos de agua altamente contaminados de Buenos Aires, capaces de degradar compuestos llamados emergentes, por ejemplo, un desinfectante ampliamente utilizado, un antibiótico de uso frecuente veterinario y un antiinflamatorio no esteroide de uso masivo. Además diseñan biorreactores, método de tratamiento biológico para depurar aguas y efluentes que puedan contener esos contaminantes. Proponen también un método indirecto de detección de contaminantes emergentes.
Yo, que en la piel tengo el sabor/Amargo del llanto eterno/Que han vertido en ti cien pueblos/De Algeciras a Estambul/Para que pintes de azul/Sus largas noches de invierno… Casi medio siglo atrás Joan Manuel Serrat escribía y cantaba estas estrofas de Mediterráneo. ¿Cuánto tiempo más este mar inspirará poetas y juglares si está en camino de convertirse en una peligrosa trampa de plástico?
Entre los numerosos compuestos de la marihuana, el cannabidiol (CBD) mostró poseer los mayores efectos anticonvulsivos en diferentes modelos experimentales en comparación con otros cannabinoides y ninguna acción psicotrópica, propiedades que lo señalan como un excelente candidato para la terapéutica de las epilepsias refractarias. Sin embargo, el mecanismo de acción por el cual resultaría tan efectivo no ha sido totalmente dilucidado. Investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica y del CONICET hallaron que el CBD inhibe significativamente una glicoproteína que está involucrada en la resistencia a los fármacos convencionalmente usados para tratar la epilepsia.
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