PAPERS IMPERDIBLES. REBECA GERSCHMAN Y LA TEORÍA DE LA TOXICIDAD DEL OXÍGENO POR LOS RADICALES LIBRES

Es una realidad que las células envejecen por los efectos tóxicos del oxígeno. Si bien es un conocimiento ya instalado en ciencia, en 1954 la teoría propuesta por Rebeca Gerschman tuvo muchos detractores. Hoy en día, el conocimiento sobre la importancia y el efecto de los radicales libres es ampliamente aceptado y permitió el desarrollo de conocimiento en distintas áreas de las ciencias biomédicas (eso sí, no confundir con inclinaciones políticas o ciertas canciones como Free Radicals de los Flaming Lips).

 

Un radical libre es una especie química, orgánica o inorgánica, atómica o molecular, que posee un electrón desapareado o impar en su última capa, lo que le otorga una configuración espacial que genera una elevada inestabilidad y una gran capacidad para reaccionar químicamente con otros átomos o moléculas.

 

Los resultados de su trabajo sobre el mecanismo en común que tiene el oxígeno en alta concentración y la radiación ionizante o los rayos X (Oxygen poisoning and X-irradiation: a mechanism in common) fueron publicados en la revista Science en 1954.

 

La teoría de Gerschman se basó en tres postulados: 

  1. Los radicales libres constituyen un mecanismo común de daño cuando las ratas son sometidas a alta presión de oxígeno y a la radiación ionizante (rayos X).
  2. El desequilibrio entre oxidantes y antioxidantes produce efectos tóxicos.
  3. La producción de radicales libres es un fenómeno continuo que se asocia con el daño o envejecimiento de las células.

En otras palabras, su teoría postula que, si bien el oxígeno es esencial para la vida, la elevada concentración de radicales libres del oxígeno produce daños celulares. Esto se puede resumir en una frase, que Rebeca utilizó en uno de sus artículos: "lo que da la vida (oxígeno) es lo que la quita (radicales libres del oxígeno)".

 

Resulta interesante comentar brevemente cómo llegó a formular esta teoría tan relevante. Rebeca nació en Carlos Casares, Buenos Aires, Argentina, en 1903. Se recibió de farmacéutica y bioquímica en la Universidad de Buenos Aires. Realizó su doctorado en bajo la dirección del premio Nobel Bernardo Houssay en 1937. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, viajó a Estados Unidos para realizar su posdoctorado en la Universidad de Rochester, Nueva York. En aquel momento había un interés por la investigación de los mecanismos de acción tóxica de gases, en especial el oxígeno por las altas presiones a las que los pilotos estaban sometidos en las cabinas de sus aeronaves. Gerschman comenzó a trabajar en el efecto de los gases en la fisiología. Encontró similitudes en dos procesos biológicos: los efectos que provoca el oxígeno a concentraciones altas y las radiaciones ionizantes. Los pilotos de aviación sometidos a elevadas presiones de oxígeno a menudo experimentaban un envejecimiento prematuro en la piel, muy similar al que provocan las radiaciones ionizantes de baja intensidad. Estos hallazgos fueron la piedra fundamental de su teoría que, como se mencionó anteriormente, fue publicada en la prestigiosa revista Science en 1954. Después de trabajar en Estados Unidos durante cerca de quince años, en 1960 regresó a la Argentina donde se desempeñó como profesora en la cátedra de Fisiología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

El trabajo pionero de Rebeca Gerschman en el estudio de los radicales libres de oxígeno fue reconocido en el ámbito internacional al punto de ser candidata al Premio Nobel de Fisiología y Medicina durante la década de 1980. Lamentablemente, falleció en 1986 antes de poder ser entrevistada por el Comité de selección del Premio Nobel.

Es importante destacar el legado de este trabajo pionero en el área de los radicales libres, no solo por el avance científico que significó, sino porque también sienta las bases para el pujante rol femenino en el área de ciencia y técnica.

 

Rebeca Gerschman

 

El trabajo pionero de Rebeca Gerschman publicado en Science, 7 de mayo de 1954, Vol. 119, nro. 3097, pp. 623-626. DOI: 10.1126/science.119.3097.623

 

 

 

Silvia Álvarez es doctora de la Universidad de Buenos Aires, profesora adjunta de Fisicoquímica y subsecretaria de Comunicación y Cultura,  Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB-UBA).

 

 

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